Los fines de semana, cuando me despierto, lo primero que veo es mi uniforme de escenario: mis botas militares, la pintura de rostro, los guantes tácticos y mi blusón de combate. Este blusón tiene los parches de mi logo de Anison, mi escudo oficial チロノール, la bandera de Myra y el parche con mi nombre de artista. Es más, mandé a teñír este mismo blusón de negro, pues era originalmente verde (adquirido en una tienda de pertrechos militares en el persa Victor Manuel, en Santiago de Chile). Como pueden ver, son muchas horas invertidas en lograr mi propia versión de artista de Anisong, y dar el respeto que se merecen los productores y el público de los eventos.
Que ingenuo que fui.
¿Para qué? ¿Para que tanta elegancia, tanto estilo propio, ser tan especial y detallista? ¿Para qué?
Los nuevos anisingers que se suben al tablado a cantar lo están haciendo con ropa de calle. Ojo, esto no es malo, pero hace preguntarme ¿no me habré excedido al pretender caracterizarme al nivel de las anisingers que se visten de lolita? Es una cortesía no correspondida. Nadie evoca al anisinger vestido de comando. Literalmente el vestirse para escenario ya da lo mismo. Es decepcionante.
Y ni siquiera veo que esto me haga ganar bonos frente a quienes producen estos eventos de animé. Veo que les da lo mismo quien se suba a escena, sin importar que cante mal, suba con buzo, de público o sin un mínimo de homenaje al tablado, con tal que les permita tener alguien que rellene el programa.
Siento que este ambiente descariñado le falta el respeto a mi uniforme y a mi historia. Está tan podrido qué todos pasan de todo. Y creo haberle dado demasiado al ambiente como para recibir el ser ignorado o silenciado.
Lo confieso, yo avalaba muchas de estas prácticas basado en el principio de la buena fe, pero llevo 4 años de proyecto, conozco gente que ha actuado en eventos (algunos me han hecho clases) y tengo el conocimiento para decir que esto es un patrón en eventos del ambiente otaku. Trabajé mis 2 primeros años de anisinger solo por amor al arte, sin cobrar, pensando en que si mejoraba lo suficiente estos mismos productores me llamarían para sus eventos pagados, confiando en el boca a boca, en que habría un aprecio de parte del publico por el distingo y el detallismo con el que abordaba cada presentación.
Si, aún creo en el Viejo Pascuero. Vaya comandante que resulté ser.
Escribo estas líneas con cierto dolor, y mucha desilusión: estaba enamorado del ambiente y del hecho de poder cantar 1 o 2 veces al mes. Ahora que sé como funciona el ambiente, siento frustración. Mi último evento fue en Mayo del año pasado, gracias a la amabilidad de mis amigos Arigatos, y actualmente pese a las postulaciones no tengo más cabida en eventos en vivo. Realmente me cansé de esperar la generosidad del ambiente.
Tengo la suerte de tener familia y trabajo, porque llegué a creer que el anisong también era mi vida.
Espero no haber sido latero con lo que publiqué, pero solo quería un desahogo de tanta rabia y desilusión. Y Ciro Noor continúa, ¡Claro que sí! pero creo que corregiré el rumbo, ya no será lo mismo. Ciro Noor no es anisong, es anilab, es estilo propio, y tengo tiempo para demostrarlo.
Ahora, si hago algo de anisong, será a través del canal, pero yo ya no me considero anisinger, si no un J-Musico. El anisong será dejado de lado de manera paulatina, porque mi producto es mejor y más relevante que el anisong. Prefiero hacer ruido desde acá y por lo que hago. Ya no quiero ser visto. No me interesa ir a eventos donde se me considera un pájaro raro. Me aburrí de las migajas: parafraseando al Chojin…ahora iré a por la panadería.
No les pido que se unan a mi bando… porque el primero que tiene que estar en mi bando soy yo.
Y búrlense si quieren, pero ya dejé en clara mi posición al respecto, para que después no digan «Es Ciro, nuestro amigo», «él cantó para nosotros», «lo vimos en el escenario», «es hijo de nuestro ambiente» y otras mamonadas más.
Si me gano la torta, convidaré al TeamCiro, mi familia y amigos.
El resto, que sigan en lo que están ahora: haciéndose humo.