Esta entrada es la 6ta parte de la saga «Inauguración».
Episodios anteriores: 1. Prehistoria del proyecto / 2. Precursores geek / 3. Discos de ETC…TV / 4. Busco debut / 5. Mi debut fallido.
La desilusión del suspendido evento de Julio ya había quedado atrás. La 2da semana de Agosto de 2015 había practicado mucho mis canciones escogidas para el concurso de Anisong Sing Contest. Entrené a conciencia Step by Step de Ziggy y Tatakae! Otaking de Tsujitani Kouji, para no dejar ningún detalle descuidado. Toda la semana estuve muy ilusionado por la posibilidad de cantar para la gente, e incluso en mi trabajo de oficina soñaba despierto respondiéndome como sería mi debut. Además, busqué en YouTube metraje en video respecto de conciertos hechos en ese escenario, encontrándome con mucho material de conciertos de metal y hard rock. Me ilusionaba cantando para toda esa gente aunque en versión otaku. Ya quería escenario.

Llegó el comienzo que deseaba, el del 8 de Agosto de 2015. La noche anterior había llovido a chuzos, y el amanecer era de día nublado y frío. Realicé unas prácticas finales con los temas –de los cuales Step by Step me tenía más preocupado por olvidar algunas líneas- y se me hizo tarde. Era la 12 y debía estar a la 1:30 PM en el Teatro. Además, esa mañana había llovido, granizado y seguía nublado, por lo que el tránsito estaría más lento de lo habitual. Por lo tanto, con la mochila ya empacada y las pistas ya enviadas al correo, decidí salir, sin estar muy seguro de mi primer tema. Me vestí con la chaqueta militar café claro, la de los parches de Dragon Ball (antes de tener mis propios parches) y con jeans negros, con botas militares, además del kepí siena, como una especie de explorador militar de Capsule Corp. Me despedí de mi hermana y mi sobrino y fui rumbo al paradero. El plan era Bus – Metro – breve caminata al Teatro.
Se demoró en pasar el Bus que me llevaba a la Plaza de Maipú, donde debía tomar el Metro. Una vez allí, y con el tiempo en contra, abordé el tren esperando que llegara luego a estación San Pablo para hacer la combinación con línea 1.

No hubo combinación.
Por los altoparlantes informaron que las precipitaciones y el viento habían inhabilitado momentáneamente las vías del primer tramo de Linea 1, por lo que no había servicio entre las estaciones San Pablo y Las Rejas, obligándome a salir en la primera estación y esperar por un bus. Adiós plan A.

Los buses del Transantiago se tardaban demasiado en pasar y cuando llegaban o iban llenos, o se llenaban con la gente que estaba en el paradero, y era una muchedumbre la que esperaba por ellos. El plan B también me había fallado y era la 1:20 pm.
El plan C era este: Debía caminar rápido o correr por cerca de 8 cuadras hacia el Sur, por Avenida Neptuno desde San Pablo hasta General Bonilla. Y una vez allí, ubicar el teatro por vista. Mi última visita a Mundo Mágico fue a los 8 añitos, y ya tenía 33. Y con la chaqueta siena, mis botas de milico y un chaleco que llevaba abajo, mientras el sol salía entre las nubes y calentaba el ambiente. Estaba peleando para cantar en un evento otaku y el ya templado día me troleaba sin piedad.

© Shikon de Valparaiso. 2015
Con el último resto físico, corrí la gigantesca cuadra final hasta General Bonilla y por accidente me topé con una entrada de vehículos cerca del ya viejo Mundo Mágico. Había una caseta de guardia, con un vigilante que amablemente me señaló que ese era el sitio, mientras el equipo del evento estaba cortando entradas en una mesa como bienvenida al evento.
Ahí me enviaron a hablar con el DJ que estaba dentro del Teatro, a la vuelta. Y mientras me dirigía, lo primero que vi fue los restos de la atracción Chile en Miniatura. En ese momento, me bajó la nostalgia: en ese lugar me había divertido cuando era un niño soñador, en la época que sonaba Brother Louie de Modern Talking, y ahora ese sitio era el punto de partida de mi sueño, con una nueva banda sonora.
Una vez en el teatro, coordiné con el DJ los temas, y debía estar allí a las 2 para el Sing Contest. Mientras se presentaba una banda en vivo, revisé la concurrencia: no habían más de 30 personas, algunas de las cuales ni se movían con la música. Ese era el público al que debía conquistar. Aproveché ese tiempo para asomarme a los camarines, y ví lo desvencijados que estaban y que incluso una techumbre se había roto dejando entrar agua al lugar e inundando el suelo. Una lástima el poco cuidado del recinto. Mi Mundo Mágico no se lo merecía. Luego de esa desilusión decidí repasar fuera del teatro y tratar de controlar mis nervios.
2 de la tarde. La animadora nos llama y de por iniciado el Sing Contest. Había novedades en lo relativo a la clasificación: de los 6 cupos ofrecidos, solo se llenaron 3. Y por ende no habrían 3 finalistas, si no solo 2. Luego de la precisión, vino la primera en cantar, una chica llamada Camila, Kamira en japonés, que hizo un buen trabajo con su presentación. Luego fue el turno de Aracely, que adoptó como seudónimo el de Hashiko, que tuvo una presentación destacable. Y luego fue mi turno, presentándome como Ciro Noor, ofreciendo Step by Step de Ziggy, el ending de Detective Conan (donde la animadora hizo la precisión de que en japonés tiene letra, más no en español).

Me posicioné en el escenario, donde pedí palmas, mientras trataba torpemente de caminar entre los cables del piso. Empecé con seguridad, más un olvido en la letra me llevó a chamullar una parte (que a la larga creo que se notó), lo que repercutió en mi confianza. No miraba a la gente, solo al DJ y los focos (técnica de cuando era salmista). Mi afinación no era impecable, pero si adecuada. Mis movimientos no eran fluidos y me notaba cansado, luego de batallar por llegar al Teatro a la hora. Y mi inglés no era lo que hubiese querido para rematar la frase final del tema (que era un TV size). Pero una vez finalizado, recibí mis primeros aplausos. Agradecí, y la animadora realizó la precisión del ending de Conan. Salí del teatro cansado, pero contento. Me había vencido a mi mismo y a mi miedo. Aunque antes de salir, saludé a una de las concursantes. Aracely, quien estaba en la tribuna con Sebastián, su pareja, y compartimos impresiones respecto de lo que habíamos cantado. El respeto y aprecio fue mutuo, y me sentí bien de hablar con ellos.

Fui luego a almorzar (creo que fue algo como completos, o similar) y volví al Chile en Miniatura, ahora en ruinas. Agradecí por la oportunidad de estar ahí y por ser el escenario de mis sueños de infancia y de mis sueños de adulto. Debía estar atento, porque nombrarían luego a los finalistas.
Cuando llegó la hora de las nominaciones, eran cerca de las 4.
Se anuncia al primer finalista: Kamira. La chica del principio.
Y la segunda nominación… fue Hashiko.
En ambos casos, muy merecido.
Hice lo que pude. Luché con limpieza para estar en la final. Pero igual estaba triste, porque quería ganar. No les restaba méritos a las finalistas. Era que quería la final. Además, en esa instancia, si me hubiesen dejado cantar Tatakae! Otaking, hubiese sido imparable. Eso pensaba.
Pese a la desazón, decidí quedarme, contemplar los últimos espectáculos y la final del Sing Contest. La primera en presentarse fue Kamira, quien lo hizo muy bien. Y luego, en otra buena presentación, mi ya conocida Hachiko.
Luego, vino la decisión del jurado, y la ganadora fue Kamira.
La jornada finalizó con la animadora agradeciendo por la jornada y regalando dulces a la concurrencia.
Luego, nos fuimos conversando a la estación Pajaritos del Metro con quienes eran dos muy afables personas, Aracely – Hachiko y Sebastián. Ellos vivían en Curacaví, y cada cierto tiempo iban a eventos de animé como a los que yo iba de público. Y asimismo, compartíamos la inquietud por la música, por lo tanto, no nos costó hacer buenas migas. Y desde ese entonces que con Aracely y Sebastían somos buenos amigos. Estoy agradecido de encontrar gente como ellos en este ambiente, y eso hace que todo sea más valorable. La competición… ya habrá otra ocasión. Gané amigos y eso no es un triunfo de todos los días. Y eso me lleva a decir que fue un gran día.
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