La idea de escribir esta entrada la tuve mientras acompañaba a mi sobrina nieta a jugar en el parque, antes del periodo de distanciamiento social. Entraba en periodo de disminución paulatina de mi medicación contra la ansiedad. Y pensaba en la posibilidad de retomar la vida que llevaba antes de mi primer ataque de pánico y del trastorno de ansiedad.
La frase era la del título, «retomar mi vida donde la dejé».
Y claro que no es una frase que refleje con exactitud lo que viví, pero si lo que sentí. Durante un tiempo sentí que me había desviado de mi vida por lo que me pasó. Mi vida me seguía pasando, continuaba transcurriendo, pero yo sentí que la ansiedad era un enorme bache en el camino. Y uno tan grande que ameritaba la desviación para no tener que enfrentarlo. Uno que era «fuera» de mi vida, un invasor, uno que no tenía mérito para formar parte de mi historia.
Si, no sabía lo que decía. Estaba inseguro, estaba asustado.
Era una experiencia nueva para mi. No tenia idea lo que era una depresión, lo que eran las alucinaciones auditivas. Fue toda una experiencia esperar con tensión por el próximo ataque de pánico, cuando se anunciaba en mi estómago o en mi pecho.
Tuve que acostumbrarme a los antidepresivos, a la frialdad de los psiquiatras. Ni pude habituarme del todo a la desesperación ni al sufrir solo y en silencio. Fue todo muy rudo. A ratos me sentí sobrepasado.
He gastado cerca de dos millones de pesos en cinco años en tratamientos, exámenes, remedios, consultas, citas. No me he permitido quedarme quieto.
Sin embargo, no dura para siempre. Pedí ayuda, y llegó. Ayuda divina, medica, familiar, de amigos. No tengo que sufrir solo.
Sé que puedo vencer en este escenario -Dios mediante- y que no debo darme por vencido. No se trata de «ganarle» a los síntomas, si no de llegar a la raíz del asunto y trabajar en esa raíz. Encontrar las respuestas, y por eso, decidí complementar mi retirada con un tratamiento de autoconocimiento que hace énfasis en las raíces internas de la ansiedad, que está en nuestros pensamientos y nuestras sensaciones.
Ahora estoy en proceso de retirada de medicamentos y si bien tengo un ligero rebrote, espero que cese pronto y cumplir con el anhelo que tengo, de «retomar mi vida donde la dejé».
Así, entre comillas. Porque aún no termino de asumir que seguí viviendo, que todo esto fue un aprendizaje, que tenía que pasar por estas experiencias para conocerme. Creo que me llevará un tiempo más asumir todo esto.
Lo único que pido es tiempo.
Y si me lo hacen más fácil mis amigos, tanto mejor.