A fines del año 2015, había enviado mi postulación al evento “FanExpo”¹ para enero de 2016, en Valparaíso. Este envío fue realizado la última semana del 2015. Pero la organización del evento dilataba su respuesta. Estábamos a lunes 5 de enero del año nuevo y aún no recibía la confirmación de parte de su productora, “Marduk Producciones”.
La demora y mi deseo de cantar hicieron surgir la posibilidad de postular a otro evento, una vez más como concursante. Así que el día siguiente (martes) inicié una nueva búsqueda en caso de que lo de Valparaíso se cayera. Recurrí a la fanpage «Eventos de Animé Chile» y hallé uno dentro de la Región Metropolitana, producido por la organización “Tadaima”. Este evento también tenía un concurso de anisong. Estaba un poco más cerca de mi casa, pero porque sería dentro de la región. Su nombre era “Tadaima Fest Verano 2016”. Y lo de “cerca” era relativo, pues se efectuaría en la ciudad de Buin, 1 hora al sur desde Providencia. Era media hora más breve que un viaje hacia Valparaíso. Y la alusión a la ciudad puerto no es antojadiza, pues sería un día después del primer día del otro evento, “FanExpo”. Si me aceptaban en ambos, en principio no podría quedarme el fin de semana en la costa.

© Tadaima Fest. 2016
Volviendo a “Tadaima Fest”, para el ganador de su concurso de anisong, la recompensa no era menor. No se trataba de micrófonos, demos o dinero: el premio era el honor de cantar en el siguiente evento de su productora “Me Vuelvo Mono Fest” de febrero de 2016… con Cesar Franco², el anisinger del tema principal de Digimon³. Una recompensa bastante tentadora.

© Tadaima. 2016
Por lo tanto, en caso de ganar podría cantar con un anisinger consagrado en un evento animé. Un privilegio histórico, y me ayudaría a potenciar mi canal y mi proyecto ante el público otaku⁴. De la pura excitación ya me sentía ganador.

No lo pensé más, leí las bases y envié mi postulación, repitiendo el tema que cantaría en Valpo, el “Medley de los Supercampeones⁵”. Era mi carta ganadora. Esa misma tarde, la gente de “Tadaima Fest” me respondió: aceptaban mi postulación. En el intertanto, la gente del otro evento acababa de responder ese mismo día, más de una semana después de mi solicitud.
Tenía dos postulaciones aceptadas, y por lo tanto debía decidir si acudía a ambas.
No me costó mucho decidirme: iría a ambas. Mientras más gente me viera cantar, sería mejor para mí. Sería un fin de semana de anisong. A ensayar, entonces.
Fue un golazo.
Mi participación en el evento de Valparaíso fue un tremendo éxito. Como les conté en esa entrada, logré el 1er lugar del concurso “Karaoke FanExpo 2016”. Fue una grata experiencia hacer participar al público de mi interpretación. Se pasa bien cuando uno hace que la gente sea protagonista de la música, y de ser una experiencia individual pasa a ser una experiencia colectiva. Y pensé que si lograba replicar el éxito en Buin, sería mejor incluso.
Sin embargo, una vez en Santiago retornado ya de noche, mientras bajaba las escaleras del Metro Universidad de Santiago, sentí que alguien me abría la mochila. Una persona tomó desde su interior una caja y salió arrancando hacia arriba. Cuando logré llegar abajo, vi el bolsillo abierto y la caja ya no estaba. Una señora se acercó a mi y le dijo:
-Joven, le robaron la billetera.
-No, Señora, no había ninguna billetera ahí.
Me devolví como pude y pese a mi dolor de pies -mi calzado de presentación era pesado- caminé como pude por donde presumiblemente el ladrón pudo arrancar. No logré ni una pista ni del sujeto, ni de la caja, aun habiendo vendedores ambulantes en las cercanías, de los cuales ninguno me ayudo. Lo que esa caja contenía era medicación: una cajita de ansiolíticos, y otra de antidepresivos. Aún estaba en pleno tratamiento contra mi trastorno ansioso. Dios mediante, el daño no fue mayor y disponía de más remedios en casa. Bajé como pude las escaleras y tomé el metro. Mi ánimo se había resentido con el “lanzaso⁶”, pero mi familia no merecía pasar un mal rato. Era una noche para que estuvieran contentos por mi éxito, así que les oculté el robo y solo me referí al concurso de Valparaíso. Les mostré la medalla, les conté la experiencia y noté que se alegraron por mi éxito.
La mañana siguiente desperté con calma, pero expectante. Quería volver a ganar, y poder cantar con Cesar Franco en febrero. Me preparé luego de la misa, almorcé y luego de despedirme de mi familia, caminé al Metro, lo abordé y me bajé en Estación Central. Desde ahí, saldría el bus rumbo a Buin cerca de las 12:00. El concurso de anisong empezaba a las 2 PM. Mientras antes llegara, mejor.

A diferencia del viaje de ida del día anterior, no traté de dormir. El omnibus pasaba por caminos que no conocía y me entretuve viendo pasar los paisajes por mi ventana. La Vía Panamericana, el puente sobre el Rio Maipo, el Ferrocarril, las casas y establecimientos a la vera del camino llenaban mis pupilas.
Llegaba para mi el final del camino, en la esquina de Condell con San Martin, entre la Panamericana y el centro de Buin. De ahí debía caminar dos cuadras hacia el sur hasta Arturo Prat y virar a la derecha. En esa calle arbolada y con aceras y casas antiguas como de pueblo tradicional, en la segunda cuadra quedaba el lugar de la reunión, el Pub Discoteca “Tempo”.

Ya estaba en el lugar, era una pequeña discoteque con su primera sala que era un comedor de muros anaranjados con una cocina iluminados por las ventanas que daban a la calle. En ese momento hacía las veces de un maid café. Lo siguiente era el salón de baile propiamente tal que tenia dos pisos. En el primero estaba el escenario y la pista donde se ubicaba el público. A través de una escalera se accedía al segundo piso, que se estaba usando como sala de juegos de consolas, con juegos de pelea principalmente. Y bajando una vez más al primera, había un patio con un par de tiendas típicas de eventos de animé: dulces, bebidas, autoadhesivos y figuras de acción. En todos los sectores había gente: parroquianos en el café, público y una banda sonando en el escenario, gamers en el 2do piso y más público con cosplayers en el patio.
Una vez reconocido el evento, busqué al encargado del mismo. Mi objetivo era presentarme y coordinar la hora del certamen y la pista que usaría para cantar. Lo encontré yendo por el evento: estaba observando que todo estuviera en orden. Por lo que recuerdo, era un hombre adulto de polera negra, algo de panza, rostro grueso y algunas canas.
-Hola, disculpe ¿Usted es el organizador?
-Si, yo soy. ¿Qué necesita?
-Hola, mucho gusto, yo soy Fernando, me voy a presentar en el karaoke.
-Hola, si, yo hablé contigo por correo. El karaoke es un rato más, yo te aviso.
-Si, pero ¿Cómo lo hacemos con la pista?
-¿Enviaste la pista al correo, cierto?
-Si, la envié.
-Entonces no hay problema, trabajamos con esa pista. Puedes ir a chequearla más adelante con el sonidista.
-Listo, gracias, estaré atento.
-Ok. Mientras, date una vuelta, queda rato antes del karaoke.
Eso hice luego del diálogo. Primero fui al cuarto que hacía las veces de Maid Café y pedí una mini pizza y una lata de bebida cola. Ese fue mi almuerzo improvisado en espera del certamen y estuvo relativamente sabroso. Luego me paseé por el evento para volver a hacer reconocimiento del lugar. Accedí al patio y al segundo piso desde el salón de baile. Era un evento pequeño y no tan animado. Eso sí, cerca del escenario había un grupo de 8 jóvenes que conversaban entre ellos y no prestaban mucha atención del show. Supuse que era al público que debía ganarme. No debía distraerme de mi objetivo, pues la recompensa era ambiciosa.
Luego de muchos paseos, (y del infaltable concurso de cosplay) llegaba el momento del karaoke. Me acerqué al sonidista para señalarle la pista y luego del trámite, me alejé a un rincón del salón para mentalizarme e ir a por todas.

© Mika & Tyraell Photography
El animador señaló que habría 3 participantes para esta instancia, por lo que parecía que no sería tan complicado. Aunque igual me llamaba la atención la baja participación, tomando en cuenta que el premio era cantar con César Franco en un evento futuro. Mi estrategia se afinaba: solo debía fijarme en el rival más fuerte y superarlo. Luego, presentaron al trío elector del ganador: el primero se trataba del organizador del evento (con el que había hablado más temprano). El segundo era un cantante tributario de la música original de la serie animada “Steven Universe”⁷. La tercera era la vocalista de una banda de anisong (Nota de la Redacción: Al momento de la publicación pertenece a Anisong Chile, por tanto, omitiré su nombre). Los dos vocalistas ya habían presentado sus números en el evento antes del certamen.
El primero en salir a escena surgió de entre el grupo de jóvenes que conversaban entre ellos en los números anteriores. Por lo tanto, supuse que era un anisinger que tenía barra propia. O sea, había invitado a sus amigos al evento para que lo viera cantar en el karaoke. No recuerdo su nombre, pero si recuerdo que lo hizo bien. Aprecié que no se movía en el escenario y que no hacía participar al público; decidí atacarlo por ahí. Si yo involucraba al público y me adueñaba del escenario, ganaría sin duda.

Yo actuando en el certamen de «Tadaima Fest Verano 2016».
© Anixgames 2016
Llegó mi turno. Empezó a sonar la música e hice todo lo que planeé. Estuve afinadito, movedizo, haciendo participar al público con palmas y gritos rítmicos, además de involucrarlo en la parte de las repeticiones corales del “Medley de Los Supercampeones”. En la parte que yo pedía palmas, en el jurado la cantante de la banda anisong hizo un doble tempo de palmas que me extrañó, pero no me impidió continuar mi interpretación. Me gané al público y estaba cantando entusiasmado y mejor. Se acabó la música, agradecí y bajé. El público me recompensó con un aplauso mientras el animador me despedía. Había quedado contento: era mi mejor interpretación de anisong hasta el momento y la había dado al evento algo que los demás participantes quizá no podrían darle. Ojalá el jurado se fijase.
Llamaron a la tercera participante. Era una conocida: se llamaba Analía. Era una anisinger debutante que también buscaba hacerse conocida en estas instancias. Pero no apareció. Se la llamó 3 veces, pero no llegó. (Nota de la Redacción: Tiempo después me mensajeé con ella en Facebook y me confirmó que nunca le confirmaron su participación por parte de los organizadores, por lo tanto decidió no acudir a Buin.)
En un hecho insólito, para darle algo de “legitimidad” al concurso, preguntaron si alguien más quería subir al escenario a participar, esto sin inscripción. Subió una cosplayer que intentó cantar un tema de anisong como mejor le salía, aunque el resultado no fue el mejor para ella. Y mientras cantaba y exhibía una afinación y ritmo insuficiente, ella se disculpaba porque “no era cantante”. A pesar de todo, como público le aplaudimos el intento porque para estar en el escenario hay que tener agallas. Pero no quita que esta tercera concursante haya sido una improvisación del organizador para salir del paso.
Llegó el momento más esperado, la elección del ganador por parte del jurado. Subimos los 3 participantes al escenario. Nombraron como Tercer lugar a la cosplayer, a la cual aplaudimos. Y para nombrar al ganador, la jurada vocalista local tomó el micrófono y dijo algo que me quedó haciendo ruido:
-Bueno, para elegir al ganador, solo nos referiremos a la parte vocal. Lo demás se puede aprender.
En ese momento, sentí el verdadero terror.
Bueno, en rigor supe que algo andaba mal. Porque lo que siguió fue un cúmulo de lugares comunes para tratar de descartar mi involucramiento con el público y mi modo de llenar el escenario. Y descartar que a un artista como César Franco le convendría tener como compañero a alguien que llenase el escenario y que no se achicase con su presencia. Ignorar que a un artista hay que ponerlo con alguien que se vea como un igual, y no como un condenado cono de tráfico. Incluso deliberadamente ignoraron que mi interpretación había sido más completa y vocalmente había, por lo menos, empatado con mi rival, si es que no superado. Y mi voz incluso se escuchó más potente.
Pero el jurado eligió a mi rival. Yo no lo podía creer.
Y seguía sin creerlo cuando su grupo de compadres lo aplaudió por la hazaña y le entregaban un trofeo para acreditarlo como ganador de certamen. Y a mí, por mi segundo lugar, me dieron una entrada vip para el evento “Me Vuelvo Mono Fest” de febrero de 2016, donde podría ver como mi rival cantaría con César Franco y sus compadres podrían comprar las entradas para verlo en escena.
No sé como no rechacé la entrada. Me sentía robado. El día anterior había ganado “Karaoke FanExpo” en Valparaíso con rivales más potentes y aquí me habían rebajado ante un cantante insulso y quieto, nada espectacular. Era demasiado.
La persona que me entregó la entrada, por lo que recuerdo, fue el organizador del evento. Si me dijo algo, no me acuerdo. Al que si escuché con más atención fue al otro jurado, el cantante del tributo a “Steven Universe” que me dijo algo como “puedes ir mejorando, no te rindas, está en ti mejorar”. Esas palabras, a la luz de los hechos, me sonaban vacías, como tratando de tapar todo lo que pasó. Quizá él no tuvo nada que ver, por lo que agradecí el gesto, y preparé mis bártulos. Estaba con mucha pena, y solo quería salir de ahí.

Una vez fuera, caminé a la calle principal para buscar el bus a Santiago. Y durante el viaje, pensaba en las cosas que había visto y parecían sospechosas: que el ganador tenía un grupo de fans (o de aplaudidores), que la tercera concursante -Analía- no llegó a Buin, que tuvieron que improvisar una tercera concursante, y sobre todo, en el rebusque argumental del jurado para premiar a su crédito local. Y mi cabeza elaboraba diversas teorías de la conspiración: que ya tenían elegido al ganador y solo necesitaban de un par de “palos blancos”, que el ganador había invitado a sus amigos como si supieran de que algo iba a pasar, que el organizador prefirió premiar a quien le garantizara mayor flujo de entradas vendidas sin ser artista, que los fans de mi rival no eran fans si no aplaudidores o “palos blancos” para crear falsa sensación de favoritismo, que no llamaron a Analía porque podía ser difícil ganarle a ella, que ignoraron a propósito mi más completa interpretación para así hacer creer que fui vencido por “afinación” o “técnica vocal”, etcétera.
El bus llegó a Estación Central, y para calmar mi pena, en una gelatería pedí una copa de helado -hecho inusual- la que me comí mientras pensaba en la sensación de despojo que aún albergaba. Luego, llegué a mi casa, y producto de la rabia, borré de mis redes sociales todo registro del evento de Buin. De hecho, si revisan, solo podrán encontrar alusiones a “FanExpo”. En mi línea de tiempo, Tadaima no existe. Así pasó el tiempo, aún manteniendo la idea del robo, pero también perpetuando un agujero negro en mi historia como anisinger.
Pero llegó el día en que me tenía que reconciliar con la historia. Y como terapia y catarsis es que procedo a narrarla, para reconciliarme conmigo, para dejar de castigarme, perdonarme, perdonarlos y asumir lo que pasó. No tengo dudas de que mi derrota fue un afano, y aún me queda esa sensación cuando pienso en todo lo que ocurrió. Pero de todos modos tenía que contar esta historia, aunque haya quien no le parezca, o sienta que mi parcialidad jode todo el relato. Igualmente, cierro el círculo con lo que pasó en Buin.
P.S. Como corolario de la historia, el evento “Me Vuelvo Mono Fest” se cambió de nombre a “Hanabi Fest”, aún producido por «Tadaima». Iba a ser en el gimnasio Chimkowe de Peñalolén -para 4.500 asistentes- pero por la deficiente venta de entradas se cambió al Ex-Teatro Mundo Mágico, entonces Casa de la Cultura de Lo Prado, para 200 espectadores. Luego, se sabría que por no pago de sus servicios no vendría César Franco, quitando quizá el único punto de interés del evento. Finalmente, una semana antes el evento fue cancelado. Y peor, hubo un escándalo con la no devolución de entradas por parte de la Productora, donde incluso se especulo con que un par de colaboradores amigos de la organización (un tatuador y un reportero geek) se «arrancó» con el dinero de los tiquetes.
PP.S. Cuando me enteré en febrero de ese año, no sentí ninguna felicidad ni satisfacción. Más bien lo lamenté. Además lo lamenté por mi amiga y suscriptora Camilita, quien se ganó en mi sorteo la entrada para el Meet And Greet más Concierto de Cesar Franco dentro del «Hanabi Fest». O sea, se quedó con las ganas por culpa de los organizadores. Y respecto de estos últimos, cuando se actúa mal, las consecuencias serán igual de malas. La honestidad e integridad siguen siendo -a pesar de algunos- la mejor fórmula para el éxito.
¹ «FanExpo 2016» es un evento animé que se llevó a cabo en el VTP Terminal de Cruceros de Valparaiso entre los dias 9 y 10 de enero de 2016. Ahí participé como cantante en el karaoke competitivo.
² César Franco es un intérprete mexicano, conocido principalmente por interpretar dos temas de entrada de Digimon, «Butter-Fly» de Digimon: Digital Monsters y «The Biggest Dreamer» de Digimon 03.
³ Digimon es una popular serie de anime cuyo nombre es una derivación del término Digital Monsters, también es una franquicia de anime japonés que consta de varias series. La primera serie data del 1999, y es una de las franquicias más populares entre las series de animé.
⁴ El término otaku se emplea popularmente en Japón y en otros países y se ha convertido en sinónimo de persona con aficiones apasionadas al anime o manga.
⁵ «Los Supercampeones», llamada originalmente de Japón «Captain Tsubasa», es una serie de manga escrita e ilustrada por Yōichi Takahashi en 1981. Una adaptación a serie de anime se desarrolló apenas dos años después del lanzamiento del manga, la cual tuvo gran éxito a nivel internacional, siendo emitida originalmente entre 1983 y 1986 por TV Tokyo y dirigida por Isamu Imakake. Se hizo fama en Latinoamérica en la década de los 90. Su tema de entrada más conocido corresponde a la versión italiana «Holly & Benji: Due fuoriclasse» cantada por Paolo Picutti. Su tema de entrada japonés es «Moete Hero», cantada por Hiroyuki Okita e Yōko Ogai. Ambas forman parte de mi medley.
⁶ Lanzaso es un termino chileno para el robo por sorpresa a un paseante en Chile.
⁷ Steven Universe es una serie de televisión estadounidense, en formato de animación, creada por Rebecca Sugar para Cartoon Network. Narra la historia de un niño llamado Steven, que vive en el pueblo ficticio de Beach City junto a tres guerreras alienígenas con superpoderes: Garnet, Amatista y Perla. A lo largo de los episodios, Steven aprenderá a controlar los poderes de su gema de cuarzo heredados de su madre y ayudará al resto de gemas en las misiones para defender a la humanidad.
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