Marzo 22: Naty, Celeste, Camila, Mick y Christópeles.

Esta es la segunda parte de la saga  «Inauguración», con motivo del 3er Aniversario del Proyecto. La anterior fue La Prehistoria de Ciro Noor. Ahora empieza la historia. Esta entrada es un homenaje a todos quienes me ayudaron en los albores del proyecto, y en especial a Naty, la gente de Café Comics, Cami Neku, Mick y Christópeles Lee. Un abrazo gratis para todos.


Ya pensaba ser el espectáculo.

Ya tenía el seudónimo, pero no sabía en que ocuparlo. Solo sabía que Ciro Noor era mi nombre para un artista. Y en el año 2014 ese nombre sonaba en mi cabeza mientras disfrutaba la salsa que sonaba en mi mp4 en mis eternos viajes entre trabajo y Maipú.

Quería ser salsero. O al menos, eso pensaba mientras disfrutaba los temas de la Orquesta de la Luz. Entre esos viajes musicalizados y mi trabajo, aún frecuentaba eventos geeks. En esos eventos, mi labor era fotografiar a los cosplayers y a demás actores de estos festivales. Además, acudía a donde fuese mi gente de Café Comics. De hecho, ellos acudían a eventos geeks pues eran además un café itinerante, con todo el estilo de los superhéroes y los cómics. Y en alguna de esas ocasiones, aprovechaba de ayudarles -si lo necesitaban- consumiendo sus productos o con el transporte de sus insumos.

Y uno de esos eventos fue en Recoleta, en Liceo Juanita Fernández Solar, para el evento «Asia Love 2015». Fue en 15 de Marzo del 2015, un mes más tarde del horrendo San Valentín de ese año (del que ya hablaré), pero ya el agua había pasado bajo el puente. Este nuevo evento en el norte de Santiago reunía a grupos de bailes de J&K-Pop, con algunos stands de ventas de artículos para fanáticos, ilustradores, comunidades y alimentos.

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Aún conservo la entrada de evento.

Pagué mi entrada, e ingresé al evento. En esas circunstancias, fui al gimnasio del liceo, el lugar asignado al Café Cómics para colocar sus enseres, insumos y servir sus delicias. Ahí me vi con mi querida Flaca Celeste, la jefa del Café. Y también con mi amiga Camila, garzona del café.

Nos saludamos y compartí mis instantes con la Flaca y Camila. La Celeste me hablaba acerca de las cosas del café y la escena local de los cómics. Ella estaba muy interesada en la comiquería nacional debido a que su profesión era la de bibliotecaria, y los comiqueros nacionales se reunían en el café para discutir sobre el fortalecimiento de la escena nacional, compartir sus experiencias y buscar consejos de Celeste. Y con Camila hablábamos de videojuegos y los últimos animé de moda. A ella le encantaba League of Legends y lo jugaba cada vez que podía. Era muy agradable compartir una taza de té con ella mientras intercambiábamos ideas sobre la geekería.

Y más aún en esos momentos de inquietudes, donde no me sentía cómodo en mi papel de fotógrafo de estrellas, pues quería ser la estrella y no solo espectador. Su compañía y su consejo, su amabilidad y cariño y respeto hacia la geekería me inspiró a seguir buscando mi camino, mi destino. Así como yo encontré mi hogar en la geekería y en sus tardes de agradable compañía ñoña, luego de años de buscar un lugar en el mundo, un sentido a lo que vivía. Conocer mi identidad espiritual.

Y luego de eso, en unos intermedios para fotografiar a cosplayers y apreciar el show, conocí a Christópeles Lee, un youtuber que también estaba disfrutando del show. Me contaba que venía de Chillán, en el centro sur de Chile, y que estaba de paso por Santiago para apreciar el ambiente geek de Santiago. Su especialidad del canal eran los juegos de pelea, y los publicaba en él cada cierto tiempo. Y sentí una conexión especial, pues una de mis metas era tener un canal propio o un podcast. Me sentí en confianza suficiente como para contarle mi gran anhelo: escribir mis propias canciones en japonés. Aunque no sabía muy bien lo que debía hacer. No se mostró tan de acuerdo con la idea de que requiriera la ayuda de mi profesora de japonés (en ese momento, la sensei Reiko Nakai de Ceija), pues necesitaría ser independiente como artista, y no siempre tendría la asistencia de una maestra. Además, no sería muy serio si lo que quería era ser escuchado en Japón. Y de ahí surgió una pregunta, que con el tiempo sería una verdadera piedra angular para mí:
— Pero, sabes si puedes cantar la canción, asumes…
— ¿A que te refieres?
— Quieres escribir canciones en japonés, pero para cantarlas tú, ¿verdad?
— En realidad, no lo sé.
— ¿Por qué entonces no te pruebas en un escenario? Hay concursos de anisong, competencias de karaoke, distintas instancias para probarte en el escenario. ¿Porqué entonces no te sumas a una, y te inscribes, a ver como te va? Si quieres ser una estrella con tus canciones, lo primero es verte, probarte en un escenario.

Confieso que no me tomé muy en serio la idea, pero por que no lo había pensado. Lo más que me había llegado a visualizar fue tocando la guitarra eléctrica para Salomé Anjarí, Lissette Chan, Barbara Usagi y Jessica Toledo mientras sonaba a todo volumen «Edge of Soul» de Suzi Kim. Por lo tanto, agradecí la idea, y continué la conversación con mi nuevo, aunque sorprendente amigo.

La tarde fue pasando, y llegó la noche. El evento no fue muy concurrido, pero nos las arreglamos para pasarlo bien, con Christópeles, Celeste y Camila. Luego, ayudé a empacar las cosas del Café y para agradecer la gentileza, me fueron a dejar al metro más cercano. Me despedí agradado de haber abierto mi corazón y que haya valido el día.

Pasó el tiempo, y algunos días más tarde, recibí el encargo de Naty y Mick de hacer ringtones de Heroes of the Storm, ya que sabían que yo tenía una herramienta para transformar señales MIDI en sonidos chiptune. Con eso desarrollé el encargo, y por los comentarios que leí, gustó bastante (ahora los links están inactivos porque Picosong cerró). Ambos habían sido publicados en Picosong, una plataforma digital para trabajos sonoros. Había llegado la hora de firmar mi trabajo, pero no sabía como. En esa circunstancia, decidí ocupar mi seudónimo «Ciro Noor» y firmar como tal mi trabajo. Y al necesitar una referencia para ser ubicado, creé mi página en Facebook y presenté mi trabajo al mundo. Era 22 de Marzo.

Pero me seguía rondando la inquietud ¿Es necesario probarme en un escenario? ¿Qué debo tener? ¿Qué necesito saber? ¿Cómo lo hago? Si, estaba un poco asustado. No me había planteado la posibilidad real de un verdadero escenario. Era algo distinto a ser salmista en una iglesia, que también fue un tremendo desafío en su momento, pero que me mostró como un servidor capaz de poner su voz a disposición. Pero quería ser artista, y eso hizo que el consejo de Christópeles pesara de manera decisiva. Además, en esos primeros días del proyecto, conté con el apoyo decisivo de Mick, Naty, Celeste, Camila y demás amigos. Empecé a sentirme más seguro, y por ende, recurrí a mis conocimientos de producción musical para componer y escribir.

Sentía que el ir avanzando en esta tarea me emocionaba.

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