2º Aniversario de Juppongatana

Fue una tremenda experiencia haber participado como invitado de mis primeros dos eventos de animé en calidad de anisinger. Las sensaciones que aprehendí en esos momentos fueron novedosas y especiales, pero fueron pronto superadas por las experiencias y por el análisis más elaborado de los shows. Y me dejaron bastante información.

Entre las cosas que no atendí demasiado fueron mi falta de estado físico acorde a mi calidad de cantante: no llegaba a agotarme, pero me faltaba llegar más entero a mis últimos temas. Eso influía en mis movimientos, ya que en los instantes finales me costaba un poco moverme y gesticular para completar la interpretación. Ya no lo hacía como al inicio de mis temas. A esto si le prestaba atención. Y otro hecho que si concitaba mi atención era que mi garganta sufría: al principio gritaba en algunas canciones, porque no confiaba en escucharme a través de la amplificación. Forzaba mis cuerdas vocales y estas me fallaban cuando lo requería en los temas finales. Notaba mi garganta seca, cierta congestión en mis vías respiratorias y dificultad para llegar a las notas altas. Pasaría tiempo antes de entender que cosas estaba haciendo mal en el prolegómeno de mi carrera musical (y eso tenía que llegar con entrenamiento).

Pero las ganas de escenario todavía estaban ahí. Era una deliciosa excitación ante el hecho de pararme en el escenario y presentarme. Y apreciar las reacciones de la gente que me veía y escuchaba también hacía que valieran la pena los nervios de la previa, y los de la hora del show. Eso fue mi excusa para volver a intentarlo. Y que mejor que recurrir a la vieja confiable en busca de más escenarios: internet.

Ahí apareció, en mi búsqueda de Facebook, un evento de la organización Juppongatana, que estaba buscando artistas para celebrar su 2do aniversario como productora.

Juppongatana era una organización pequeña que produce cada cierto tiempo eventos de animé en la Región Metropolitana de Santiago. Sus eventos eran asequibles y reinaba una buena onda entre sus asistentes, porque el objetivo simplemente era pasarlo bien con nuestras aficiones y nuestra onda. Esa organización sacaba su nombre del manga Rorouni Kenshin, y su significado era «10 espadas». Además, se asociaban con Radio Kauss para ciertos eventos, en los cuales Juppongatana ponía la logística y la Kauss la animación y transmisión vía streaming. En resumen, esa organización pequeña estaba celebrando su segundo aniversario.

Cartel oficial del evento. Abajo desde la izquierda, y en 4to lugar, aparece mi logotipo. © Juppongatana.

La fecha para el evento era el sábado 11 de junio del 2016. El lugar me era conocido: el Teatro Cousiño, en calle San Ignacio, Santiago Centro. Entonces ofrecí mis servicios de artista a través del correo electrónico. Era el día 16 de Mayo.

Formato de correo electrónico estrenado para ofrecer mis servicios de anisinger. Sacado de mi casilla personal.

Para tal efecto, estrené un formato de correo electrónico donde saludaba al organizador, me presentaba, enumeraba algunos de mis eventos en los que canté e incluso aporté links como prueba de mi capacidad musical. Esperaba que se decantaran por una respuesta, al menos.

Me respondieron con prontitud. Al día siguiente, me informaron que para el evento los invitados serían avisados el 4 de junio. Un poco encima del evento, pensé. Sin embargo, no tuve que esperar esa fecha: el 31 de mayo me confirmaban como anisinger invitado. Me sentía contento, después de mis experiencias en HappyDays! y Aura. Sería mi tercer evento como artista por invitación. Y además, me solicitaban que iniciara con mis contactos el compartir el evento y invitarlos a mi vez a ellos. Mientras más gente acudiera, mejor para todos.

Respuestas de la organización. De mi casilla personal.

Me preparé como solía hacerlo: ensayando, viendo canciones y compartiendo el evento el mis redes sociales. La semana previa estaba muy animado en mi trabajo, pensando en la ocasión que tendría para mostrar mi música ante un público en un escenario mayor. Porque era otra cosa.

En efecto, se trataba de un teatro. Ya no era la cancha de un gimnasio, ni un espacio en un salón de eventos. Era el escenario de un teatro. Todo para mí. Y eso me inquietaba un poco, pero también excitaba mi imaginación. Había acudido a eventos anteriormente en ese teatro, el 2014, cuando Joao, un productor de eventos de animé, hacía sus Otashow en ese lugar, con grupos de baile, anisingers, cosplayers y concursos, además de tiendas y un maid café en el mismo teatro. ¿Estaría yo a la altura del desafío?

Hasta que llegó el día. El sábado me levanté temprano, y en la mañana entre que ensayé e hice algunas cosas de orden y aseo dentro de la casa. En todo caso, mi mamá y mi hermano ya sabían que tenía evento. Me sentía más seguro respecto de lo que quería mostrar y mejor aún si mi familia respaldaba mi «hobby». Así que con ese respaldo, me despedí y partí a la acción. Además, llevaba un trípode y una cámara para grabar mi presentación en el evento, razón por la que debía ser más cuidadoso. Inicié mi ruta a pie primero, luego en Metro hasta la Estación Parque O’Higgins, y luego a pie hasta el Teatro.

Llegaba un poco a la aventura. No tenía claro el horario, pues existía una programación, pero sin las horas de presentación de cada número. Había números de baile, anisingers como Isis y Tuai, estaba la banda Victoriano y las dinámicas de radio Kauss, junto con mi participación. Asumí que anunciarían los números de acuerdo a la disponibilidad. De manera improvisada, o al menos, eso me imaginé.

Me recibió Jonathan en el teatro, quien formaba parte de la organización. También estaba Tommy, otro de los animadores, Yissus Martini, el flaco al que ví en otros eventos y además estaba Barbosa, un cosplayer de pirata que aportaba una cuota de simpatía la ambiente en los eventos a los que acudía, y que también estaría de animador. Me sentí cómodo, pues era gente muy agradable y conocida en los ambientes otakus que yo mismo frecuentaba. Supuse que no me costaría desenvolverme. Dentro del teatro había un buen público, sin que se llenara el teatro. Era el ambiente ideal para mí.

Empieza la acción del 2do. Aniversario de Juppongatana con las presentaciones de los conductores, dinámicas iniciales, recomendaciones de las tiendas, y después de unos shows iniciales, llega mi turno. Previamente había puesto el trípode y mi cámara en el segundo piso del Teatro, apuntando hacia el escenario, para iniciar el proceso de grabación apenas me anunciaran. Ya estaba listo. Era cerca de la 1 de la tarde. Fui presentado por Tommy, y otro muchacho llamado Uzui, que también era del staff de animadores. El escenario era un tablado subido un metro arriba del piso del público, con un telón blanco de fondo y un pendón de Radio Kauss, transmisores oficiales. Entré desde el costado al escenario, al costado de las escaleras que daban a camarines.

Yo cantando en el escenario. Extraído de video propio.

Inicié con el plato fuerte de inmediato, para homenajear a la organización: Tatakae! Otaking, el himno de los otakus de Tsujitani Kōji. Canté de modo adecuado la canción, no me notaba nervioso y me sentía con algo de confianza. Luego, bajé un poco la intensidad con Kimi ga Iru, el ending de Initial D 2nd Stage, para mostrar un lado más melódico. Era un tema para hacer una mejor interpretación que lo que terminé haciendo (muy quieto y con poca gestualidad). Luego, decidí estrenar una que no me sabía muy bien pese a haberla ensayado: el OP de Sakamoto Desu ga?, llamado Coolest, de la banda Customi-Z. Fue un intento algo mediocre: me costó llegar a las notas más altas (patiné y desafiné) y se notó que no me sabía la letra. Al final, la gente aplaudió casi por compromiso, y era merecido que eso pasara. Es un tema que merece una revancha.

La segunda parte de mi show inició con otro homenaje a los otakus más veteranos: se trató de mi versión de «Espartaco y el Sol bajo el Mar», de Vladimir Cosma y Les MiniStars. Me volvió la confianza, porque era una letra que ya me sabía. Ahora, se empezaba a notar que me costaba llegar a las notas altas, pese a mi entusiasmo. La interpretación tampoco fue la óptima, pero no era mala. La patinada del final se escuchó mal, francamente. Pero al menos, volvieron los aplausos. Luego, siguió mi «Medley de Detective Conan», que incluía el ending «Step by Step» de ZIGGY, y luego la versión latina del opening «Mune ga Doki Doki» de The High Lows. Con la primera me fue bien hasta el cuarto final, donde se notó sequedad en mi garganta y un sobreesfuerzo por llegar a los tonos agudos, causando un patinazo y una desafinación en el último verso. A esas alturas , me movía un poco menos, pero igual trataba de copar en algo en proscenio. Ahora mi intento fue mejor, fue más cómodo cantar el tema y se notó. Y luego fue el turno de mi medley de «Los Supercampeones», que incluía la apertura «Holly e Benji, Due Fuoriclasse» de Paolo Picutti, que fue la primera que conocimos en Chile a través de Megavisión. Y fue una buena interpretación, en tono y tiempo. Quedé contento con ello. Y luego fue el turno de «Moete Hero» de Ricardo Silva en la versión latina. Fue una interpretación enérgica, atinada en tono y tiempo. Estuvo entre lo mejor de la tarde.

Cantando en el escenario. © Gentileza: Juppongatana.

La parte final de mi presentación incluyó el tema tv-size de «Los Goleadores» (Goal FH), originalmente llamado «Sunrise itsuka wa» de la banda DOGFIGHT. Una interpretación atinada, no muy compleja y con mucho espíritu. El tema fue muy bien recibido por Yissus Martini y Yiyo Arkano, ambos de la organización, quienes estaban en la parte de abajo de escenario, y empezaron a saltar y cantar. Al final, vino el palanqueo de parte de ellos y sus amigos quienes corearon «Fundación Las Rosas», por la época en que fue popular el tema -mediados de los 90’s. Recibí el chiste con relajo, era parte de la buena onda de los eventos de Juppongatana. Se sumó Rama, DJ de Radio Kauss, quien repitió el chiste a través de los micrófonos del evento. Casi como una premonición, el siguiente tema era «Cha-la-head-cha-la», la apertura de Dragon Ball Z, original de Hironobu Kageyama. Salvo unos momentos de vacilación con los agudos, salvé el tema poniendo un poco menos de presión en mi garganta y privilegiando el aire. Y además la gente cantó conmigo, lo que siempre se agradece. Salió medianamente bien y fue bien recibido por la gente. Y para el final, el opening de Slam Dunk, «Kimi ga suki da to sakebitai» en su versión latina («Quiero gritar te amo») de la banda BAAD. La gente volvió a cantar conmigo, y pese a que me faltó fuerza en los agudos, la afinación no se vió afectada. Los temas del final fueron los que mejor me salieron, y eso se noto, pese a lo apretado de mi garganta. Agradecí a la gente y me fui bajo los aplausos del público.

Me quedé para el resto del evento, y pude disfrutar de lo mejor del maid café, los cosplayers, los cantantes, los grupos de baile y todos los demás elementos de la fiesta. No tengo por costumbre cantar e irme, porque también soy público y otaku. Por lo tanto, disfruto los eventos de animé a los que asisto. Y estuve fascinado por la calidad de los cosplays, la belleza y atención de las maids, la categoría de los números musicales -sobre todo de la banda Victoriano- y la amabilidad y buena onda de todos en general. Fue una entretenida tarde de sábado. Y espero que se repita en el futuro. Y mejor si hago lo que más disfruto, que es cantar.

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