N. del Autor (2024): El 18 de octubre de 2019 se inició una serie de movilizaciones de corte violento conocidas con el nombre de Estallido Social. En esas, con la excusa de la subida de $30 del pasaje de microbus en la Región Metropolitana (unos 3 centavos), un gran grupo de manifestantes salió a las calles, rompió el mobiliario público, incendió y saqueó locales comerciales, hostilizó a la población, destruyó iglesias e instancias patrimoniales, quemó buses, cobró peajes en las calles tomadas y se enfrentó con las fuerzas de orden, ante la pasividad del Poder Ejecutivo quién en un principio temió enfrentarlos. Luego, ante el evidente desborde, ordenó una represión violenta incluso usando armas prohibidas por convenios internacionales, causando bajas y lesiones corporales y oculares en la población civil.
Un grupo mayoritario de ciudadanos intentó reconducir estas movilizaciones primero otorgándoles un trasfondo de deseos de justicia social y luego, movilizándose por medios pacíficos en las mismas calles que los violentistas habían ocupado primero. En algún caso, incluso se avalaba la violencia de los primeros manifestantes y se descalificaba a las policías, a los políticos y a cualquiera que no se plegara a su simpatía. A veces por convicción; otras, por moda o por pura coacción.
La crónica que les presento a continuación da cuenta de un grupo de otakus y anisingers que nos reunimos al final de ese octubre en Plaza Italia, epicentro de las manifestaciones. La mayoría con el deseo legítimo de que las cosas cambiaran para Chile. En lo personal, me juzgo como un tipo ingenuo: de verdad creía en el nuevo Chile que venía. Sin embargo, me desencanté de todo esto viendo la intolerancia, la violencia, la coacción, el irrespeto a las discrepancias, el anticristianismo de ciertos militantes, las descalificaciones y el justificar los atropellos que los violentos cometían sobre la población civil, inocente en la mayoría de los casos. Además, estaba en plena etapa del retiro de la medicación antidepresiva, lo que influyó aún peor en mi estado de animo, viendo como Santiago se convertía en la triste Ciudad Gótica gobernada por Bane.
De lo anterior, se desprende que soy crítico con esta etapa de la historia de Chile. Nunca un árbol malo da un fruto bueno. En esos años, pensaba lo contrario. Y por eso, presento esta columna de manera íntegra, como la escribí en su momento y sin alterarla, siendo testimonio de mi pensamiento pretérito.
Unas semanas atrás de la fecha de edición de esta columna, nuestro colega y amigo Diego Fabres (Fabres Covers) había convocado a una junta otaku geek y ñoña, donde quienes fuésemos estaríamos desde Plaza Italia cantando musica anisong para unirnos con el resto del país en la justa reivindicación de sus demandas. Eso implicaba la satisfacción de las necesidades básicas de nuestros compatriotas, como salud, trabajo, educación, salario justo, pensiones justas, etc. Muchos de ellos pelean por su propia supervivencia en un sistema social y burocrático inhóspito, por lo tanto, (opinión personal) para postular a la paz social debemos hacer para todos un país vivible más que sobrevivible. Así este servidor entendió el mensaje, y por eso acudí con entusiasmo al lugar señalado: el monumento de Italia a un costado de Plaza Baquedano. El día, Jueves 31 de Octubre del 2019.

Llegué a las 15:30, pese a que la convocatoria era para las 14:30. Los faldeos de la estatua de Baquedano estaban ocupados por manifestantes con banderas, mientras los carros de Carabineros observaban al costado de la entrada a estación del Metro. Al otro lado, mi destino: el monumento Italiano, que le da el nombre de Plaza Italia a la punta de diamante que separa Alameda del Parque Forestal.
En ese escenario intervinieron, entre otros artistas, el mismo «dueño de casa» (Fabres), Black Anisinger, Claudio Guerrero, Lissette Chan y su pareja anisinger Pedro-Kun, Potato Kun, Miko Chan, y entre el público estaban mi paisano Seiya-Kun Panxo, el fotógrafo Kyo Sensei y este servidor. Asimismo, habia una buena cantidad de gente otaku, cosplayers, geeks y habituales de los eventos de animé. Me sentí agradado y muy cómodo, pese a la coyuntura del momento. Además, encontrarme con gente a la que no veía de hace tiempo fue satisfactorio, una sensación hermosa volver a abrazar a compañeros y amigos como Lissette, Kyo Sensei, Seiya Kun mi amigo y tantos otros.
Y así iban pasando los cantantes, cada uno tomando el micrófono de Fabres y sonando su música en el parlante móvil, y también las instancias de entretención, concursos de poses de Jo-Jo’s, una gran Genkidama por Chile… Los automovilistas iban pasando y apoyando el evento con su respectivo bocinazo, e incluso un carro de Bomberos se llevó una ovación en pleno por su abnegada labor. También los vendedores ambulantes estaban ahí para vender sus mercancías, sobretodo jugos y bebidas para combatir el calor reinante de ese despejado día. Me hubiese gustado cantar, pero pese a que no canté, fue una tarde muy agradable, entretenida y con mucho sentido de realidad. Fue un evento de animé en plena Plaza Italia, pero sin olvidar el gran objetivo, que de tanto en tanto se nos recordaba en breves discursos y en cánticos de parte del público: la lucha por más justicia social para nuestro país, hacer de Chile una tierra más vivible.
Al llegar a las 17:30 Hrs. Fabres nos anunció que, motivado por la gente que al otro lado de la calle estaba ocupando la calzada, debía terminar la jornada, que se cerró con un tema más y una gran ovación de parte del público por la instancia. Sin duda, y con todo lo que pasa, violencia, heridos en manifestaciones, vandalismo, me llena de orgullo ser un pacifista y pertenecer a una comunidad que también lo es, pero con mayor radicalidad, es capaz de alzar su voz en el pleno epicentro de la coyuntura para reclamar un nuevo trato para el país.
Ergo, más orgulloso que nunca de ser un otaku.

N. de la R.: Si quieres ver más fotos de esta junta, acude a esta Galería Fotográfica.
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