Hasta este punto, mi último evento había sido en diciembre de 2019, en la Plaza José Santos Ossa de Recoleta y como invitado del show de Seiyakun-Panxo. Cantamos juntos mi versión del tema de Los Caballeros del Zodíaco de Ban Dai. Y en solitario fue en 2017, por el Día de la Familia en el Colegio Juan de Dios Aldea, en La Pintana.

Esta historia inició el miércoles 13 de diciembre del 2023. En ese día me contactó por Whatsapp Patricio Ilufi, el jefe de la organización Reino Cosplay. Después de saludarnos, me escribió de la iniciativa de la Caravana Navideña de Lo Prado.
Ésta se trataba de un evento a beneficio, en el cual buscaban regalar dulces y juguetes a niños de algunas de las comunas de escasos recursos de la ciudad. Organizaban una caravana con motoqueros en la cual iban regalando estos enseres a los niños, con un camión decorado con motivos navideños y los motoqueros disfrazados de este festejo. Ah, y tenían un Viejito Pascuero también.

En efecto, me convido a participar del evento, y me preguntó si tendría tiempo el sábado 16 de diciembre. Yo contesté afirmativamente, excusándome de no poder quedarme el resto de la jornada. Acordamos y me especificó que el show iría en un bloque entre las 17:30 y las 18:15. Con eso y algunas cordialidades más, concluimos la conversación. Luego de eso, fui añadido al grupo de mensajería del escenario.
Esa semana pensé bastante en este retorno a los eventos. Era algo que yo quería hace bastante tiempo, pero que no se había dado por diversas razones: dejación propia, y poco interés de los organizadores, aún permaneciendo el interés de mis colegas y amigos por oírme cantar. Y la posibilidad me motivaba en serio. Pero estaba en plena semana laboral, y con un plebiscito en domingo. Muy ocupado, en conclusión, y casi sin tiempo para ensayar. Pero vamos.
Llegó el sábado, y me levanté un poco más temprano para realizar algo de aseo y orden en la casa, y luego prepararme (y preparar el playlist, que algunos de mis colegas ya tenían listo el día anterior). Es más, mi mamá había salido con mi hermano y no alcanzarían a volver para almorzar, por lo que yo debería prepararme mi almuerzo (fideos, palmitos -que no se los come nadie- y pasta de tomate). Y en estos avatares, me atrasé y algo me desconcentró. Tenía la mayor parte de mis bártulos y vestimenta listos. Tenía mi pendrive casi lista con los temas cargándose, mis hojas de respaldo con la letra y mi tabla donde las ubicaba, mis vaqueros negros, mi camiseta deportiva púrpura, mi guantes tácticos verdes, mi mochila verde… pero no hallaba una versión en karaoke de mi tema de Navidad de 2021. Y lo más humillante es que se trata de una composición propia, presentada ante la DDI y cuya pista la hice yo entre los programas Garageband y Reaper de mi computadora ¿Cómo era posible perder algo que era así de importante desde mis archivos? Eso me sacó de onda. Al final, eché mano de mi tema de Navidad 2020, también propio, pero cuya letra no encontré en su archivo. El retorno a los escenarios me mostraba que el orden no era estricto respecto de mis archivos.

En el intertanto llegaron mi mamá y mi hermano. Entendieron la situación y en poco ya estaba saliendo con mi hermano al lugar del evento en su auto. Me acercó al lugar y nos despedimos. Eran las 17:40 y estaba recién entrando al patio de la Municipalidad de Lo Prado, en medio de los toldos de tiendas y un hermoso escenario navideño para la ocasión. Ahí me encontré con Patricio Ilufi, el encargado de la producción, quién me presentó al DJ y a quienes se encargaban del escenario. Luego me preguntó si necesitaba algo. Yo dije que quería acudir al baño. Acto seguido, le pidió a uno de los encargados que me condujera al baño, que estaba dentro del edificio municipal.

Una vez salido de ahí, entregué las pistas al DJ y me alisté. Fue ahí que había olvidado otro detalle crítico: mi playlist en papel para mi y para el DJ. Tomé una foto al monitor del DJ que tenía las pistas agrupadas, la cual salió mal por el trasluz. Se notaba poco. Pero daba igual a esa altura. Observé el entorno: éramos pocos pero buenos. Antes de escena, me hicieron una recomendación: que no me desplazara tanto por el escenario, para evitar el acople del micrófono con los parlantes que estaban tras el escenario apuntando al frente.

Fui presentado por Mr. Saturno, encargado del escenario y anisinger. Una vez arriba, saludé al público e inicié mi show. El tema de introducción fue el cover de Roberto Nicolini «Un Ratito Feliz» en lo que fue un comienzo energético. Luego interpreté la versión latina tv-size de «Breakthrough», tema inicial 1 de «Eyeshield 21». Y seguí con mi mejor tema de la tarde -hasta ese momento: mi canción propia «De Noche en la Ciudad». La canté con el alma. Aplausos y a seguir.
Continué con «Vajra on» de Zenki, combinando la versión en español con la japonesa dando como resultado una versión extendida del tema. Presenté mi tema propio «Saikai» teniendo que recurrir a la tabla para recordar pasajes del tema que no lo cantaba hace tiempo. Fueron bien recibidos por el público, pese a que este último era un tema más bien lento.
Mi versión extendida de «Superhéroes» del ending de Bikkuriman también fue bien recibida. Se podía decir que tenía complicidad de un par de miembros del público que coreaban y movían las manos con las canciones. Tenían un ánimo muy contagioso, y eso me hacía sentir bien. Fue el turno de mi versión de los «Caballeros del Zodíaco» de la publicidad de Ban Dai. No era un tema muy conocido, pero podía cantar la versión extendida apenas recurriendo a la chuleta. Y lo próximo sería «Kimi ga Suki», de Kyu Sakamoto. Un clásico amado de los de Kyu-chan.
Desfilé por el escenario al son del medley de «Detective Conan», el de «Los Supercampeones», y el ending tv-size de «Initial D», el tema «Kimi ga Iru». Luego, mi tema de Navidad 2020 donde olvidé una parte de la letra, pero de todos modos fue bien recibida.

Y para finalizar mi presentación, otro clásico. El himno de los otakus, «Tatakae Otaking» de Otaku no Video. Me despedí del público, y Patricio subió al tablado para despedirme y darme un regalo de un patrocinador como reconocimiento a mi labor. Fui despedido con aplausos y bajé de escena.
Mas allá de algunos ripios técnicos en mi actuación (olvidar la playlist, no recordar algunas letras, recurrir a la tabla) quedé contento. No actuaba en un escenario hace 4 años, y quedé con ganas de más. Pero asumo que deberé pagar el costo: ensayos, orden y pulcritud en mi archivo y reafirmar el personaje del cantante-guerrero, además de seguir en actividad en mis redes y llevar más contenido.
Volvió la pena volver.

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